Reporte 10: Casos graves, críticos y muertes entre infectados por SARS-CoV-2 por franja etaria

Resumen

Es bien sabido que los efectos del virus SARS-CoV-2 (que provoca la enfermedad COVID-19) dependen en gran medida de la edad de la persona infectada. Este hecho es importante a la hora de definir políticas públicas y de administrar los riesgos personales. Sin embargo, esta discusión se ha centrado principalmente en la mortalidad del COVID-19, desatendiendo otros desenlaces importantes, como la hospitalización o el ingreso a cuidados intensivos. Sin embargo, las diferencias que vemos entre edades cuando miramos la mortalidad son mucho menores cuando miramos las hospitalizaciones o el ingreso a cuidados intensivos. Por ello, al centrar la discusión de los efectos del COVID-19 sobre las muertes, puede darse una excesiva sensación de seguridad en poblaciones más jóvenes, que no se ajusta a la gravedad real de la infección.

En este trabajo usamos datos internacionales para estimar el porcentaje de personas infectadas con el virus SARS-CoV-2 que requieren hospitalización o cuidados intensivos para cada rango etario. De acuerdo con otros trabajos y con los datos reportados en Uruguay, encontramos que aunque las muertes se concentran principalmente entre las personas de avanzada edad, los ingresos a CTI y las hospitalizaciones se dan de forma más pareja entre las diferentes edades. Por ejemplo, mientras que una persona de 22 años tiene una probabilidad 190 veces menor de morir por una infección de COVID-19 que la de una persona de 72 años, su probabilidad de adquirir un cuadro grave que requiera hospitalización es sólo 12 veces menor. Aunque de 1000 personas de 32 años infectadas con SARS-CoV-2 sólo mueren 0.3 personas, serán ingresadas a CTI 1.4 personas, y serán hospitalizadas 15 personas. Por cada 1000 personas de 52 años infectadas, estimamos que 3 morirán, 8 serán ingresadas a CTI, y 40 serán hospitalizadas.

En conclusión, aunque los efectos del COVID-19 se relacionan fuertemente con la edad, y la mortalidad es poco frecuente en adultos no mayores, los cuadros graves y críticos sí tienen una frecuencia considerable en adultos de todas las edades. Por lo tanto, un enfoque excesivo de la discusión pública en la muerte por COVID-19, descuidando otros efectos de la infección, puede llevar a una falsa sensación de seguridad en las poblaciones más jóvenes.

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